En un fragmento
de “El agua y los sueños”, Gastón Bachelard menciona:
“La vocal a
es la vocal del agua. [.] Es el fenómeno de la creación por el agua.
La a indica
una materia prima. Es la letra inicial del poema universal.
Es la letra del
descanso del alma en la mística tibetana.”
Yo, Adriana
Antonia La Sala, estoy rodeada de agua sumergida en un destino acuoso en busca
de la unidad.
¿Mi alma
encontró su descanso, mi espíritu fue revelado y también mi origen?
Mi nombre
completo suma 8 vocales a.
A la unidad producto
de la armonía y el equilibrio entre los opuestos - eterna dualidad – se le atribuye el valor de
1. Nada casual el 1 en la simbología cotidiana de los sueños se le atribuye el significado
del agua.
La a es el
primer sonido, la primera letra y vocal, es la madre, es el uno, es el agua en
donde no sé nadar por miedos inculcados, por miedo a que la libertad me atrape
por la magia reprimida.
Mi suma da
8.
¿El 8 no es
el símbolo del infinito erguido y vertical? ¿El infinito no es acaso la
sensación que nos brinda el mar?
¿He
alcanzado el infinito?
Preguntas,
preguntas… dudas y más dudas.
El agua es
el arte. ¿Es el arte la suma de las dudas o las dudas provienen del arte?
Cada día floto,
me pierdo, vago, nado, me encuentro, me ahogo y vuelvo a flotar.
Acrílico sobre tela
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